domingo, 30 de marzo de 2008

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Mañana será domingo, el día de las crónicas de un desamor anunciado.
Los pájaros sumergidos en la bahía gris y los ojos fijos en las estacas del predio.
La respiración influenciada por el viento en contra, se escucha cada vez más despacio.
Canela del té pegada en los labios.
Ahora corre tan rápido como puede para llegar al otro lado.
Pistilos quebrados en ínfimas partes.
Vi sus lágrimas y lloré también, no pregunté quién era pero compartía su sentimiento.
Un movimiento continuo parte del trance rozó mi espalda con su navaja fría.
Fue cuando me sorprendí, ya no formaba parte de sí.
Se me cayó la vela en medio del salón y no encontré la salida.
Todos los días.
Frágil.

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